Líbano: Una revolución en tiempos de pandemia

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En el Líbano, las estaciones cambiaron rápidamente este año. La esperanza floreció a medida que las hojas de otoño caían y un frío se apoderó del país en los primeros días de la primavera. Desde el 17 de octubre de 2019, los muros del miedo comenzaron a desmoronarse bajo el peso de la creciente crisis económica y estallaron las protestas masivas, pacíficas, sin distinción de facciones y sin líderes en todo el país, lo que amplió el horizonte de posibilidades. Seis meses después, las quejas económicas, la escasa provisión de servicios públicos, la corrupción rampante y la fe disminuida en los partidos gobernantes que llevaron a miles de libaneses a protestar contra la oligarquía sectaria, están más vigentes que nunca. El brote de Covid-19 agravó la crisis económica y financiera, y lamentablemente expuso las profundas deficiencias del sistema de protección social libanés. El Líbano tiene uno de los niveles de deuda per cápita más altos del mundo y, antes de la pandemia, el Banco Mundial 1 había proyectado que el 45% de la población viviría por debajo de la línea de pobreza en 2020.

Junto con la rápida devaluación de la moneda libanesa, los controles de capital impuestos por el sector bancario, la inflación en los pre-
cios de los alimentos y los recortes salariales, la respuesta lenta e inadecuada del Estado a la crisis condujo a un deterioro rápido de los
niveles de vida y dejó a muchas familias hambrientas. En el Líbano, “la clase dominante es más peligrosa que el virus” y los manifestan-
tes prometieron mantener viva la revolución a pesar de la pandemia.

 

In Bringel B, Pleyers G. (Ed.), El mundo en suspenso. Política y movimiento en tiempo de la pandemia  (pp. 160 – 167). Clacso.